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PROSA RENACENTISTA

  • Elena
  • 12 feb 2017
  • 2 Min. de lectura

El siglo XVI, supuso una época de gran desarrollo para la prosa, concretamente para los textos, ya fueran narrativos o no. El motivo de este desarrollo viene dado por varios factores, entre los que estarían: la curiosidad, el vitalismo y el deseo de adaptar los modelos clásicos e italianos, al igual que ocurrió con la lírica.

Durante el Renacimiento español, se desarrollaron dos subgéneros, que son de los que vamos a hablar hoy:


  • La prosa no narrativa:

  • La prosa narrativa:


Pero, hoy, nos vamos a centrar en la prosa no narrativa, subdividida, a su vez, en: misceláneas y diálogos.

Las misceláneas, son obras divulgativas históricas y científicas, próximas a la enciclopedia moderna ,que tratan diversos temas, mezclados entre sí, cuyo objetivo es entretener a un autor no especializado.

La información, la obtienen de: la Biblia, los autores clásicos como Aristóteles y Plutarco, y de algunas misceláneas anteriores, básicamente italianas. En el caso de las españolas, también se añaden refranes o leyendas, y elementos misteriosos y extraños, que combinan ciencia y magia, gravedad y humor.

Son textos informativos, pero en ellos, es también muy importante el componente narrativo para dar sensación de mayor variedad. Entre los que consideraríamos los títulos más importantes, estarían: “Silva de varia lección” ,de Pedro Mexía, “Miscelánea”, de Luis Zapata y “Jardín de flores curiosas” de Antonio de Torquemada.


Los diálogos, son un subgénero didáctico en el que distintos personajes intercambian diversas opiniones sobre un tema.

Este subgénero de la prosa no narrativa alcanzó una gran popularidad en el siglo XVI.

En ellos, se tratan varios asuntos, como los nombres que recibe Jesucristo en las Escrituras, así tendríamos por ejemplo, “De los nombres de Cristo” de fray Luis de León.


El diálogo, es de origen clásico, y para los humanistas ,representó, el perfecto medio de expresión para una visión abierta del mundo.

Según su naturaleza, podemos hacer dos clasificaciones distintas:

  • En función del número de participantes

  • Un maestro con sus discípulos⇾ “Diálogo de la lengua”, de Juan Valdés.

  • Varios interlocutores del mismo rango⇾ “Diálogo de la dignidad del hombre”, de Fernán Pérez de Oliva.


  • A partir de las raíces clásicas:

  • Diálogo oratorio: Se inicia con Cicerón y Platón. Y su objetivo principal es recrear un ambiente de un diálogo verosímil, fue cultivado por dos autores: Petrarca en el “Secretum” una obra en la que el autor mantiene una conversación íntima con San Agustín, en latín sobre la pereza, la pasión y el afán de gloria, y por Baltasar Castiglione en ”El cortesano”, en la que el autor describe las cualidades físicas y morales que deben adornar al cortesano, haciendo referencia al amor y a las formas de gobierno. Aunque el principal ejemplo en la literatura española, es el “Diálogo de la lengua” de Juan Valdés. En él, el autor y otros dos personajes, dialogan sobre diversas cuestiones lingüísticas, mientras un escribano toma nota en secreto de lo que dicen. La obra trata de reivindicar la lengua vernácula y la naturalidad en la expresión.

  • Diálogo satírico: Usa como referente al autor griego Luciano de Samosata. Y su propósito es el de criticar mediante el empleo de la ironía. Dentro de esta categoría, destacan: “Los Coloquios” pertenecientes a Erasmo de Rotterdam, y El Crotalón, un diálogo de diecinueve conversaciones con crítica hacia el clero, de Cristóbal de Villalón.

 
 
 

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